jueves, 31 de enero de 2013

Fuerzas de flaqueza

No puedo prometerte cosas que soy incapaz de cumplir.
Puedo olvidar miles de acciones y gestos pero me llevará mucho tiempo. Las cosas que te hacen sentir no se borran fácil, te marcan la piel como si de fuego se tratara. La verdad que hay momentos en los que flaqueo y se me olvida mi principal propósito. Se me olvida olvidarte.
Las palabras tal vez  llegue a olvidarlas por el simple hecho de ser palabras que, como suelen decir, se las lleva el viento pero lo que no voy a poder olvidar son las sensaciones que sentí cuando las decías.
Créeme cuando te digo que mi talón de Aquiles no eres tú, si no mi memoria junto a mis recuerdos y las malas pasadas que día tras día tengo que superar. Yo misma soy mi propio enemigo la que me pongo obstáculos que tengo que sortear cada poco tiempo. A veces me sorprendo recordándote y duele tanto o más que no hacerlo. Todo tiene su final, su punto y aparte y yo aquí estoy tratando de olvidarte y cada dos minutos pensándote.

miércoles, 30 de enero de 2013

El tiempo que está por llegar, el tiempo que está por venir

Conozco una palabra que da más temor que una y mil películas de miedo. Futuro.
Algo incierto y desconcertante que no sabes muy bien como interpretar. Es difícil saber lo que nos deparará, bueno, mejor dicho es imposible. Muchas veces nos empeñamos en formar un futuro sin tener claro el presente y ese es el primer de muchos de los errores que podemos llegar a cometer sin darnos cuenta.
No puedo decidir sobre algo que me perseguirá toda la vida cuando a veces me cuesta decidir sobre pequeñas cosas.Cosas insignificantes de las que dentro de una semana ni siquiera me acordaré se me vuelven lo más importante y lo que realmente cuenta se me olvida. Cuando tenga que ser al revés no sé que será de mi exactamente.
Sé que estoy en tiempo de equivocarme y fallar pero, en realidad siempre estamos en ese momento porque si no, en algún  instante de la vida los errores dejarían de estar tan presentes en nuestro día a día. Quizá si que tenga que equivocarme para acertar igual que tengo que caer para poder levantarme pero, tampoco puedo quedarme sentada esperando a que las decisiones me tomen a mi ya que es algo absurdo. Arriesgarse y elegir caminos desconocidos, atreverse a lo nuevo por muy insegura que estés.Eso, eso es lo que tenemos que hacer ya que andar por caminos seguros es casi imposible. Pero hay algo de lo que estoy completamente segura. Llegará el día en el que me pregunten que quiero hacer y pese a todo y a todos yo sabré con certeza cual quiero que sea ese incierto y desconcertante futuro. Y lucharé por él. Créeme que lo haré...

lunes, 28 de enero de 2013

tiempo,huellas,caminos,direcciones

Enero, cae la noche y un manto de nieve empieza a cubrir la ciudad.Las luces iluminan por donde tu pasas y
los tejados de las casas empiezan a vestirse de blanco. Caminas sola viendo como miles de fríos copos caen bombardeando al chico que está saliendo a pasear a su perro, a la señora que mira un escaparate, a esos abuelos que ríen por las ocurrencias de su nieto y a esa dulce pareja que se despide con un beso.
Tu lo ves y ríes mientras lo único que escuchas es tu música a todo volumen. Algo lento, digno de ser oído y que pocas personas saben apreciar.
Mientras caminas con la mirada puesta en todos los sitios pero, a la vez en ninguno, te fijas en las miles de pisadas que van plasmándose en la nieve. Pisadas en todas direcciones y de todos los tamaños que, a medida que la gente pasa, se juntan irremediablemente.
La música te hace pensar en todas y cada una de las personas que han dejado huella en la nieve y sonríes amargamente al encontrar una similitud con lo que en sí es la vida.
Piensas en ese ir y venir de personas que pasan por tu lado y, como poco a poco, las huellas que te han marcado van desapareciendo.Cada huella tiene una intensidad, la fuerza con la que se marca a una persona es importante. 
Reflexionas y te fijas como sin quererlo las huellas van desapareciendo. Pocas perduran en el manto blanco. Te das cuenta que cuando pasen unos días ya no existirán esas pisadas y que muchos otros las habrán repuesto o, que quizá, deje de nevar y se borren todas con el paso de los días.
En un impulso te das la vuelta y miras al suelo, tus propias pisadas también van desapareciendo. Las primeras que diste ni siquiera las puedes llegar a ver, están demasiado lejos.
Ese viejo amigo que hace que incluso tus propias huellas sean borradas con el paso del tiempo, ese caprichoso que renueva poco a poco los huecos vacíos. Ese insensato que se piensa que ninguna perdurará...